Ser mujer hoy en día
Definir qué significa Ser Mujer Hoy en Día estará determinado por varios factores a tomar en cuenta, dichos factores no se pueden describir por orden de importancia pues sería complicado determinar cuál de ellos es el más relevante sino por indicadores a considerar, uno de ellos es la edad, no es lo mismo preguntarle a alguien a sus 10’s que en cualquier otra década. Además de la edad, el estado civil, el género y si tienen hijos y sus edades, o si decidieron o les toco no tener hijos serán determinantes en su concepción de Ser Mujer. Si nos vamos a un espectro más amplio como la cultura, la formación y sobre todo las experiencias de vida, el momento histórico, económico y político que se esté viviendo será como se va construyendo nuestra interpretación del mundo. Un ejemplo claro de esta influencia sociopolítica son los iconos de las mujeres de acuerdo a la época, en donde estos iconos influyen en como concebimos el Ser Mujer, y si entramos al campo de la diversidad entraremos en un debate que no es necesario pero que complejiza este tema y que por lo tanto sólo lo menciono como punto de referencia. El tema es que para entender nuestro presente hay que revisar nuestro pasado, no sólo a nivel personal sino a nivel social, cada una de nosotras tenemos una historia y un rol en nuestra familia el cual influye en cómo hemos decidido vivir, es necesario reconocer de dónde venimos, cual ha sido el papel de nuestros padres y honrar su historia con nosotros, pues hicieron lo que pudieron con lo que tuvieron, a nivel afectivo, económico o emocional y que cualquier carencia o mala experiencia vivida con ellos debemos darle lectura desde el corazón, agradecer la experiencia, los aprendizajes y como adultos aceptar, crecer y avanzar en nuestra vida adulta generando relaciones familiares más sanas y armoniosas, tanto en la familia de origen, la familia extendida y la familia creada.
Es importante señalar el momento histórico que estamos viviendo en relación a este tema, por lo menos hablo desde mi cultura y mi país: México. Estamos viviendo violencia de género, acoso sexual, feminicidios, infidelidad, alcoholismo o adicciones de la pareja, divorcios, aumento de los deudores alimenticios (es decir padres ausentes que no apoyan económicamente a sus hijos). A todo este entorno se suma la expectativa de cumplir con varios roles como mamá (perdón pero solo con esto es para volverse locas), ama de casa, como trabajadora o profesional algunas inclusive continúan sus estudios de posgrado, nos debemos de cuidar física y emocionalmente todo esto con una sonrisa porque si te quejas o alzas la voz “eres una tóxica”, término muy de moda y desde mi punto de vista mal empleado pero que describe como señalamos a las mujeres que demuestran sus emociones y que intentan alzar la voz sobre cómo están viviendo sus vidas y que quizá solo es una llamada de atención para que las escuchemos, no puedo dejar de lado el movimiento “feminista” (perdón pero creo que se ha distorsionado el termino), que busca la unión, sororidad y respeto a nuestro género. Por otro lado tenemos a las solteras eternas lidiando con las miradas acusatorias sobre la razón de su soltería pues al romper con un modelo relacional establecido socialmente como lo es el matrimonio se les ve como si tuvieran algo malo y por eso están solteras.
Aunque intento no generalizar solo trato hacer zoom a los detalles que están ahí pero que algunas veces no vemos o no los consideramos importantes y que en definitiva pueden influir pero no determinar en nuestra interpretación del mundo que vivimos y el rol que nos toca desempeñar. Toda está introducción me lleva a hacer una propuesta amorosa desde mi corazón y mi experiencia femenina para percibirse y vivirse como mujer:
1. Haz un alto mental y emocional: es necesario parar ese ritmo acelerado que nos lleva a vivir hacia afuera, al servicio de los demás, a cubrir expectativas y sobre todo a alejarnos de nosotras.
2. Respira conscientemente: en esa pausa, toma conciencia de cómo estas respirando y has respiraciones profundas, no detengas tu respiración en el pecho, debes bajarla al abdomen, es un ejercicio que requiere practica así que date el tiempo de hacerlo. La respiración tiene la magia de calmar el corazón y llevarte a un lugar tranquilo.
3. Nutre tu vida: encuentra un espacio o una actividad que te recargue las pilas, no todo es gimnasio, viajes y reuniones sociales. Con la ventaja del internet y sus tutoriales puedes hacer casi todo. Date el tiempo de descubrir aquello que te apasiona y que te despierta esa chispa que creías apagada, aprende un idioma, baila, escucha música, haz manualidades, cocina, practica yoga, ve a correr o a andar en bici, aprende a tocar un instrumento retoma en familia los juegos de mesa, cartas o domino.
4. Suelta el pasado: sé que este tema está muy trillado pero es real que no se puede avanzar mirando hacia atrás. Honra, agradece, suelta y en algunos casos perdona o pide perdón, entre más lastimado, enojado, desilusionado que esté tú corazón más trabajo te va a costar y si es así busca ayuda.
5. Acompañemos a las nuevas generaciones a vivirse diferente: creando experiencias y relaciones más sanas, promoviendo la comunicación asertiva, la gestión emocional, la escucha activa, la atención plena. En terapia suelen preguntarme pero cómo, cómo se hace todo eso pues con ayuda, acompañamiento o asesoría y no solo estoy hablando de terapeutas sino de amigos, familiares, maestros o cualquier persona que haya aprendido y sepa transmitir los aprendizajes. Como lo mencione en el punto anterior, entre más grande la carga más difícil aprender y avanzar.
6. Gestionemos nuestras emociones: es necesario identificar, nombrar y gestionar (manejar o expresar) nuestras emociones ya que está es la clave de todo, entre más limpio el corazón y más clara la mente más fácil encender una luz interior que nos guía y nos permite ver los recursos, herramientas y personas que nos puedan ayudar en un momento complicado.
7. Rompamos el mito romántico del amor: Dejemos de esperar que venga el príncipe azul, venza al dragón y nos rescate. No, nadie nos va a rescatar nosotras debemos salir de ese encierro, la torre es un refugio donde encarcelamos nuestra esencia, nuestros deseos, algunas veces nuestros valores, nuestros sueños y los custodiamos por un dragón que se construye de nuestros miedos, de las desilusiones, frustraciones, traumas o todo aquel sentimiento o emoción negativa que ha nacido a partir de malas experiencias si bien es cierto que algunas nos tocaron vivir hay otras que elegimos y de las cuáles hay que aprender, ¿qué? No lo sé, eso le toca a cada quién descubrirlo o quizá no haya nada que aprender solo se trata de vivir no de sobrevivir, dejar de quejarse o criticar todo o a todos.
8. Autocuidado y autoconocimiento: este proceso requiere saber quiénes somos, qué nos gusta, qué nos disgusta, qué detona o activa lo peor o lo mejor de nosotros, qué queremos y qué no. Pero empecemos por lo básico, cuidemos nuestra salud física durmiendo mejor, alimentándonos sanamente, haciendo un poco de ejercicio pues este tipo de actividades nos genera un bienestar a corto y largo plazo.
9. Aprendamos a delegar y a pedir ayuda: Crecimos en una cultura del esfuerzo, del yo todo lo puedo, de yo lo hago mejor y algunas de nosotras tenemos el mal hábito de querer “controlar” todo, esto es una ilusión que debemos cambiar. No, no podemos controlar nada, solo podemos asumir lo que nos corresponde y actuar en consecuencia. Así que empecemos por delegar responsabilidades y cuidarnos.
10. Dejemos de tener expectativas: no, nadie es cómo nosotras, nadie actúa cómo lo haríamos nosotros, y no, no tenemos la razón. Debemos aprender a negociar, escuchar, proponer y sanar diferencias.
Definir qué significa Ser mujer hoy en día es complejo, por ello es mejor delimitarse a qué significa para ti ser mujer y qué haces con eso, qué interpretación y significado le das a tu experiencia, con quién te rodeas y construyes tus sueños pues el contexto es básico en la construcción de nuestra identidad.